Hoy os voy a hablar de Corea del Sur. En concreto, de uno de esos viajes en los que el destino no importa tanto como la compañía, pero en los que ambos acaban conformando un recuerdo indisociable. Gracias a mi amigo Manolo (quien ya colaboró con este blog explicando cómo solicitar el visado D4 para estudiar en Corea del Sur) he descubierto una cultura apasionante y una ciudad, Seúl, que no te acabarías nunca.
Eclipsada por sus vecinos China y Japón, la península coreana permanece lejos de las opciones de viaje de la mayoría de los españoles, sin embargo, Corea brilla con luz propia y es digna de atención.
En este post os cuento algunas curiosidades de viajar a Seúl, la capital de Corea del Sur.
Moverse por Seúl
La capital de Corea del Sur reúne a unos 10 millones de habitantes, 24’5 millones en toda el área metropolitana, que incluye el puerto de Incheon y la provincia de Gyeonggi. Esto convierte a Seúl en la cuarta área metropolitana más grande del mundo.
En una ciudad tan poblada no es de extrañar que las carreteras se congestionen a menudo, por lo que moverse en coche puede ser desesperante, especialmente a horas punta. Para que os hagáis una idea, tardamos 1 hora en recorrer un trayecto de 10 km en coche (corriendo habría llegado más rápido).
El autobús tampoco me pareció una opción muy recomendable para turistas, no sólo por el propio tráfico de la ciudad, sino por la dificultad para orientarse en la extensa red de líneas de autobús y para entender la información en coreano.
Resulta mucho más recomendable moverse en metro. Es cómodo, rápido y las maquinas de tickets están en varios idiomas. Eso sí, en horas punta también es posible que te encuentres los vagones abarrotados y tengas que viajar apiñado entre coreanos trajeados de camino a sus puestos de trabajo, pero si te mueves fuera de los horarios más saturados, te encontrarás las estaciones tan tranquilas como nosotros.
Por cierto, según me contaron mis guías (y amigos) coreanos, en el pasado, el color de los coches indicaba el estatus social de su poseedor: negro para los jefes y altos cargos, gris para los puestos intermedios y blanco para el resto de trabajadores. Esta práctica ya no se mantiene hoy en día, pero sí es cierto que los coches de colores negro, gris y blanco son los que más habitualmente verás por la calle. Resquicios de un pasado no tan lejano.
Gastronomía: más allá del kimchi
El término foodie se queda corto para definir a los coreanos. No es que les guste la comida, es que ésta forma parte de todas las esferas de la vida social de forma ineludible. Y sí, hay mucha vida más allá del kimchi. Puestos callejeros, comida de mercado, tabernas tradicionales, restaurantes modernos… Las opciones son muchas y la variedad de platos infinita.
Gracias a nuestros anfitriones, Manolo y Osoo, disfrutamos del bibimbap (arroz con vegetales y carne), de la barbacoa coreana, el tteokbokki, guksu y naengmyeon (platos de fideos calientes y fríos), dak-galbi (posiblemente mi favorito) y hasta nos atrevimos con los gusanos de seda (un bocado bastante prescindible, pero no tan asqueroso como parece), sin olvidar otras muchas otras delicias a cada cual más recomendable.
De todos los asombrosos lugares a los que Manolo y Osoo nos llevaron a comer se me han quedado en la memoria tres (aunque todos fueron espectaculares).
- Kwangjang market, semidescubierto y repleto de puestos donde puedes sentarte y alucinar con la comida coreana recién hecha. Es el que aparece en la foto de abajo.
- Tongin market, similar al anterior pero con la peculiaridad de que funciona con su propia divisa: fichas que debes intercambiar previamente por wones coreanos y con las que puedes adquirir piezas de comida o porciones de platos a muy buen precio.
- Restaurante tradicional en barrio Deahak-ro, donde nos srivieron un pollo hervido en su propia sopa y relleno de arroz y otras sorpresas (todas ellas agradables). Lo que más nos gustó fue el ambiente tradicional, dejar los zapatos en la entrada y sentarnos a comer en el suelo caliente (el sistema de calefacción radiante por el suelo es habitual en Seúl). No tiene web, pero os dejo la dirección de Google Maps.
Cosmética coreana
Las marcas coreanas de cosmética son famosas en todo el mundo por su calidad. La cosmética coreana es reconocida internacionalmente y muchos turistas afirman que uno de los principales motivos de su viaje a Seúl es la compra de cosméticos.
Algunas de las marcas más populares, cuyas tiendas verás en todas las calles comerciales de la ciudad, son: Klairs, Iope, Laneige, Innisfree (marca de la isla de Jeju), Hera, Sulwhasoo, SK-II. Erborian o The Skin food.
Para comprar cosmética coreana te recomiendo que pases por la zona de Myeong Dong, aunque hay muchos otras zonas comerciales donde encontrarás todo tipo de artículos cosméticos. Entre muchas otras, son populares tiendas como Tony Moly (que también tiene tienda online en España), The Face Shop, Etude House , Olive Young, Aritaum o Nature Republic. Como turista extranjero, en muchas de ellas podrás pedir el descuento por el duty free.


Tradición y espiritualidad
Seúl es una ciudad moderna, vibrante y muy avanzada tecnológicamente. Las pantallas de leds, los smartphones último modelo y la última tecnología conviven con el pasado más tradicional y espiritual de Corea del Sur.
Para conocer el pasado histórico de la ciudad, la visita a alguno de los cinco palacios de Seúl es indispensable: Gyeongbokgung, Deoksugung, ChanPalacio Changdeokgung y Jardín Posterior Huwon (Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco) y Changgyeonggung.
Si, además, te queda tiempo para disfrutar de un retiro espiritual, puedes hacer una estancia en un templo y conocer la vida monástica budista. Nuestra experiencia en el templo Jinkwansa os la cuento en el próximo post.
Nota: En este post hay fotos de Miguel Vicente y Carla Mejías, compañeros en este viaje, y Daniel Robles, compañero habitual de todos los viajes.
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